"¿Qué le pasó a la niña en la cara?", fue la pregunta de una mujer a una joven mamá, de nacionalidad venezolana, que va por la calle en Barranquilla con su hija de dos años y otro bebé recién nacido en brazos. Ella contesta con mucha naturalidad, se quemó con chispitas mariposas que estaban quemando varios niños en el barrio. "Pero nos dieron una pomadita, para que le sanara la herida", dijo el papá. "¿Y fueron a algún hospital a que le vieran la quemadura", dijeron "no".

Ese es uno de los casos no reportados en Barranquilla de niños quemados entre el 7 y 8 de diciembre en la ciudad y que no entró en las estadísticas de lesionados con pólvora. Las quemaduras de los niños están siendo atendidas en casa, tal vez por el temor que produce hoy día llevarlos a un centro asistencial, debido a las campañas o sanciones que pueda acarrear.  

En la capital del Atlántico se han reportado hasta el momento 10 casos, de los cuales tres son menores de 18 años y siete mayores de edad, lo que representa dos casos más para la misma fecha en el 2017.

La vigilancia se mantiene, pero la cultura de quemar pólvora aún prevalece en muchos sectores de la ciudad, donde se ha visto en los últimos días la quema indiscriminada, asociada a los triunfos del Junior de Barranquilla, que mañana domingo disputa la gran final del fútbol profesional colombiano.

Las cifras en Colombia van en aumento, con 238 casos, es decir 27 más que el año anterior para el mismo acumulado del año. Las estadísticas este año se dispararon en Atlántico, donde van 44 casos, 17 de ellos menores; seguido de Valle, con 36; Antioquia, con 21;  Cauca, 13 casos; Cesar ,13;  Bolívar, 10, Bogotá, 9, y Caldas, 7 casos. De los casos reportados, 107 son menores de edad; y 131 adultos.